Un desayuno rico en fibra y carbohidratos y además bajo en grasa, acelera el metabolismo. Las personas que se saltan el desayuno queman menos calorías. Un buen desayuno rápido puede ser un plátano o un bol de avena. La avena ayuda a controlar los niveles de colesterol LDL o colesterol malo. Otra opción saludable es mezclar frutos colorados con yogur natural, lo que va a aumentar el aporte nutritivo con calcio y antioxidantes. Si escoges tomar una barrita energética, revisa bien la etiqueta y elige la que tenga menos calorías y grasas sobresaturadas.
Pequeños cambios en nuestras costumbres pueden marcar una gran diferencia. Por poner un ejemplo, seleccionar productos bajos en grasa como una buena alimentacion la leche desnatada o comer fruta en lugar de beberla.
Consume cuando menos 5 porciones al día de frutas y verduras de temporada. Un buen hábito puede ser ocupar la mitad del plato con vegetales tanto en el almuerzo como en la cena.
Toma la fruta entera mejor que tomar jugo de frutas. Toda vez que resulte posible tómala fresca, aunque también puedes comer fruta congelada, enlatada o bien seca.
No pierdas horas de sueño para finalizar otras cosas. En un modo de vida saludable el reposo es fundamental.
Encuentra información nutricional de confianza y sigue los consejos sobre qué comer, cuánto comer y qué alimentos elegir. Descubre métodos flexibles y adecuados para seleccionar y preparar comidas sabrosas con los alimentos que necesitas.
Si estás siguiendo un plan de alimentación saludable, debes tener en consideración que las bebidas alcohólicas tienen más calorías de las que esperas y además de esto, el alcohol puede estimular el hambre y debilitar la fuerza de voluntad.
Empieza a anotar tu lista de cenas cada día en el momento en que te encuentres con una receta que quieras probar o escribe la lista cualquier día que hagas la compra grande de alimentos.
Tomar comidas saludables no tiene por qué razón significar eliminar de tus platos los sabores. Unos pocos ajustes simples pueden servirte de ayuda para hacer un cambio saludable que dure todo el año.
Trata de tener al menos un día sin carne a la semana. Para compensar la cantidad de proteínas, puedes tomar legumbres, ensaladas con aderezos de nueces, brócoli asado al horno, espinacas, champiñones.
Cuando cocines arroz o pasta, puedes incorporar un par de puñados de verduras congeladas, por servirnos de un ejemplo, guisantes, zanahorias y brócoli para que tu plato sea más colorido y nutritivo.
Para reducir el consumo de grasas, se recomienda asar a la parrilla o bien cocinar al vapor en vez de freír. Cuando se cocine con aceite, debemos emplear solo una cucharadita por persona. Se deben escoger carnes magras y sustituirlas por pescado siempre que resulte posible. Asimismo es recomendable pasarnos a la leche y los lácteos bajos en grasa.
Llena la casa con los tipos de frutas y verduras que te gustan y sabes que comerás. Adquiere kiwis en vez de manzanas, o manzanas en lugar de naranjas. Sigue tus preferencias, pero siempre y en todo momento ten a mano piezas de fruta fresca.